De niña soñaba con cosas imposibles. Cerraba los ojos y se veía muy lejos de allí, haciendo todo lo que hacían las personas que luchaban por sus sueños. En la oscuridad se sentía plena, grande, pero desde que la luz entraba, se volvía pequeñita.
De mayor soñó con los ojos abiertos. La claridad daba color a sus sueños y le permitía ver las miles de posibilidades que había para que, si quería, los hiciera realidad. Le dio miedo, no sabía que ese mundo existía para ella.
De pronto, lo que soñó… se hizo realidad.
Con este relato me despido hasta el próximo año... Voy a hacer un sueño realidad.
Sean felices.